obra de Pati Dubois
En el Lobo Estepario, Hermann Hesse postula que el ser humano tiene miles de yoes. Esto fue lo primero que me vino a la mente cuando vi este cuadro. Lo que más sale a relucir es la disposición de tres retratos en uno, una conexión entre tres que forman una compleja unidad. La esquizofrenia sería la rotura de esa conexión, la escisión de las distintas personalidades, pero en este caso podemos ver un equilibrio. También vemos que el protagonista del cuadro tiene expresiones distintas en cada uno de los retratos, lo que le da un especial dinamismo y nos hace pensar en la complejidad inherente al ser humano. Pues la preocupación de esta artista, según me ha manifestado, no es otra que lo humano.
Se puede añadir que la presencia del rostro izquierdo, ejecutado con colores mucho más fuertes, contrasta con la de los otros dos, superpuestos y realizados con colores más tenues. Se podría pensar en el Yo, por un lado, y el Ello y el Super-Yo por el otro. O dada la disposición soñadora del rostro izquierdo en las personalidades que le gustaría adquirir o que esté rememorando emociones. Aquí se deja al espectador una libre interpretación.
Hay, por último, una cosa que me llamó mucho la atención de este retrato. Es la disposición del ojo izquierdo del más grande de los retratos, que ocupa el centro del cuadro. Es un ojo que te atrapa, que te observa, que te juzga, un abismo capaz de penetrarte en lo más íntimo de tu ser. También nosotros somos capaces de ver a través de él o imaginarnos cuáles serán las inquietudes del personaje retratado. Es un ojo que invita a reflexionar.
En el Lobo Estepario, Hermann Hesse postula que el ser humano tiene miles de yoes. Esto fue lo primero que me vino a la mente cuando vi este cuadro. Lo que más sale a relucir es la disposición de tres retratos en uno, una conexión entre tres que forman una compleja unidad. La esquizofrenia sería la rotura de esa conexión, la escisión de las distintas personalidades, pero en este caso podemos ver un equilibrio. También vemos que el protagonista del cuadro tiene expresiones distintas en cada uno de los retratos, lo que le da un especial dinamismo y nos hace pensar en la complejidad inherente al ser humano. Pues la preocupación de esta artista, según me ha manifestado, no es otra que lo humano.
Se puede añadir que la presencia del rostro izquierdo, ejecutado con colores mucho más fuertes, contrasta con la de los otros dos, superpuestos y realizados con colores más tenues. Se podría pensar en el Yo, por un lado, y el Ello y el Super-Yo por el otro. O dada la disposición soñadora del rostro izquierdo en las personalidades que le gustaría adquirir o que esté rememorando emociones. Aquí se deja al espectador una libre interpretación.
Hay, por último, una cosa que me llamó mucho la atención de este retrato. Es la disposición del ojo izquierdo del más grande de los retratos, que ocupa el centro del cuadro. Es un ojo que te atrapa, que te observa, que te juzga, un abismo capaz de penetrarte en lo más íntimo de tu ser. También nosotros somos capaces de ver a través de él o imaginarnos cuáles serán las inquietudes del personaje retratado. Es un ojo que invita a reflexionar.
ALBERTO SORIANO
poeta y articulista.
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